La llamada vitamina D es en realidad una de las hormonas más
potentes del cuerpo humano. Se produce en la piel a partir del colesterol,
por la acción de los rayos ultravioleta del sol. El color de la piel, la cantidad
y tiempo de exposición al sol afectan su producción. Las personas que sufren de
sobrepeso u obesidad, tienen piel oscura,
son mayores de 60 años, toman ciertos
medicamentos (corticoides, fenobarbital, fenitoina, orlistast y
colestiramina) o tienen incapacidad para exponerse al sol directamente por lo
menos 15 minutos al día, están en mayor
riesgo de tener déficit de esta vitamina.
Además de los efectos benéficos
ya conocidos en el hueso y metabolismo del calcio, recientemente el déficit de
vitamina D se ha asociado a disminución
de la masa muscular (sarcopenia), caídas, fracturas de cadera, incremento de
riesgo de cáncer (en especial de colon), hipertensión arterial, aumento del
azúcar en la sangre, alteración en el sistema inmune (artritis reumatoide,
infección por influenza), depresión y demencia. Por otro lado, en ciertas
concentraciones se le ha asociado con un efecto
protector para enfermedades cardiovasculares.
La forma más recomendable para el
diagnóstico de deficiencia de vitamina D a través del análisis de sangre de 25-hidroxicolecalciferol.
Las cifras normales son de 35 a 50 ng/ml, se consideran concentraciones óptimas para proteger del cáncer y cardiopatías de 50 a
70 ng/ml y a partir de 88 ng/ml pueden
aparecer efectos adversos o toxicidad.
Algunos alimentos son fuentes de vitamina D. Estos incluyen la
leche materna, el hígado de res, el aceite de hígado de bacalao, el salmón, las
sardinas, el atún, la caballa y la yema de huevo, y aquellos que han sido
fortificados con vitamina D leche, cereales y jugo de naranja. Actualmente la forma de vitamina D más recomendada para
reponer es la vitamina D3 (colecalciferol) porque tiene similitud química
con la forma de vitamina D producida por el cuerpo y es más efectiva que la D2
para incrementar la concentración sanguínea de vitamina D según las últimas
investigaciones.
En líneas
generales, después de 2 a 3 meses de tomar 2000 UI de vitamina D3 como
suplemento, se incrementan los niveles de vitamina D en la sangre en 20 ng/ml.
Luego de alcanzar los niveles deseados, la mayoría de personas pueden usar 800
a 1000 UI de vitamina D3 por día como dosis de mantenimiento. Recuerde que toda suplementación debe hacerse bajo
supervisión de su médico para evitar la toxicidad.
Escrito por:
Dr. José Francisco Parodi
Dra. Rocío Morante
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