La varicela es una enfermedad muy contagiosa causada por un
virus. Se transmite fácilmente a través del aire cuando las personas infectadas
estornudan o tosen. La enfermedad también se propaga a través del contacto con
las llagas de varicela de una persona infectada. Aquellos que nunca han tenido
varicela pueden infectarse con sólo estar en la habitación con alguien que
tiene la enfermedad.
A pesar de que la varicela es una enfermedad leve para
los niños, puede ser mucho más seria para los adultos. Los primeros síntomas
incluyen dolor generalizado, cansancio, fiebre y dolor de garganta. Luego,
aparece una erupción cutánea (de la piel) que provoca picazón y que es similar
a las ampollas o llagas.
Las personas que han tenido varicela están protegidas de
tenerla nuevamente. Existe una vacuna para proteger a las personas que no han
tenido varicela. Se recomiendan dos dosis de la vacuna para personas de 13 años
de edad y más. La mayoría de las personas que reciben la vacuna contra la
varicela no tienen problemas. Los efectos colaterales más comunes son leves e
incluyen dolor e hinchazón en el brazo donde se aplicó la vacuna, pero en
ocasiones también pueden incluir fiebre o una erupción cutánea leve.
Algunas personas que han tenido varicela pueden
desarrollar herpes zoster en etapas posteriores de la vida. Esta enfermedad es
causada por una reactivación del mismo virus que produce la varicela y está
acompañada de una dolorosa erupción en la piel de pequeñas ampollas en
cualquier parte del cuerpo.
El Instituto Nacional de la Alergia y las Enfermedades
Infecciosas (EEUU) actualmente está probando una vacuna para herpes zoster en
los Institutos Nacionales de la Salud en Bethesda, Maryland. Esta vacuna es
similar a una usada para inmunizar contra la varicela. Después de aplicarse la
vacuna, algunas personas han tenido algún malestar alrededor del área de la
inyección. Además, unos pocos han tenido una fiebre baja.
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